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EL ARTE ES TAMBIÉN UN ACTO DE JUSTICIA.
Porque el arte nos hace arte, nos hace libres,
unánimes e infinitos, en el sentido
de que en él nos ciframos y perdemos y también
no acabamos nunca. El arte dibuja
nuestro rostro más profundo y verdadero.
El modo que tiene de dibujarse a sí misma el alma
es también el arte. El arte es una oración.
El arte nos libera y nos congrega, nos conjura,
trasciende en las palabras o su música nuestro espíritu
y estamos en él como más en verdad somos,
nos gustemos o no, en un retrato
que cogió nuestro gesto más espontáneo
y que quedó en él definitivo. En el arte
somos como en verdad somos, y es por ello
la única justicia que tiene aquí la vida.
15 marzo 2009