Mejor hubiera sido no haber ido, en holandés. Traducción y voz de Klaas Wijnsma



WE HADDEN BETER NIET KUNNEN GAAN

Omdat ik geen kleding of glimlach had om mijn leegte te verhullen
en vergeten was hoe je met bubbeldrankjes hoort te proosten
en ook de geschiktste manier om je
van overtollige sigarettenas te ontdoen,
hadden we beter niet kunnen gaan.
Dat heb ik je meermaals gezegd, maar jij dresseerde woorden
die spraken van voorbije tijden met straten en rituelen
en nu je me gevonden had was je koppig,
deed je je best me op te trekken uit mijn verborgen
krochten.
               Ze hadden je mijn naam verteld,
wellicht ooit de jouwe, of misschien waren jullie vergeten
(wel vreemd, op dat moment) dat ik
al dood was. Jij dresseerde woorden,
liep plekken na met je ogen en je vingers.
Ik gaf toe. Maar ik kon me jou niet herinneren, wist niet
of we lakens, of afscheiden als ringen hadden gedeeld
of samen misschien ooit met leugens hadden ontbeten.
Ik – ik zeg het je maar – wist het echt niet meer,
en zo bedacht ik dat het van plaatsen altijd beter is
dat je er niet bent geweest.
                                         Maar je trok me op uit mijn krochten.
Het licht verblindde me niet, het was nog altijd piepklein.
Het feest waar je me mee naartoe nam was nog steeds een treurig feest.
Ik zei weinig en verschool me in de hoeken.
Jullie met lachregens bedekte lichamen
omhelsden en beten elkaar op een maatloos ritme,
en al snel begreep ik dat jullie geen naam hadden, dat jullie niets hadden
om ruzie over te maken en dat jullie elkaar niettemin
zonder mankeren tot het laatst toe bedekt zouden haten.
Omdat mijn gezicht altijd trilt
bij verlorenheid of fiasco’s
heb ik niemand gedag gezegd, en ik geloof dat zelfs jij niet hebt gemerkt
dat de eenzaamheid een droogbloem was
die iemand in de stilte
van mijn knoopsgat had gestoken.
 

MEJOR HUBIERA SIDO NO HABER IDO

Ya que no tenía ropas ni sonrisas con las que cubrir mi vacío,
y había olvidado también cómo debe brindarse con bebidas espumosas
y la más adecuada forma de deshacerse
de la ceniza inútil de un cigarrillo
mejor hubiera sido no haber ido.
Varias veces te lo dije, pero tú domaste palabras
que hablaban de pasados con calles y con ritos
y tras haberme encontrado fuiste terca
y te empeñaste en sacarme de mis pozos
escondidos.
                    Te habían dicho mi nombre,
quizá fue tuyo o tal vez os olvidastéis
(y es extraño, a estas alturas) de que yo
ya estaba muerto. Tú domaste palabras,
reseguías lugares con los ojos y los dedos.
Yo asentía. Mas no te recordaba, no sabía
si compartimos sábanas, adioses como anillos
y si quizá desayunamos algún día juntos las mentiras.
Yo –ya te digo- ni recordaba ni sabía,
y pensé así que a los sitios siempre es mejor
un no haber ido.
                         Pero me sacaste de los pozos.
No me cegó la luz, pues seguía siendo pequeñita.
El baile al que me llevaste seguía siendo un baile triste.
Hablé poco y me escondí por las esquinas.
Vuestros cuerpos disfrazados con la lluvia de las risas
se abrazaban y mordían al compás de ningún ritmo,
y en seguida supe que no teníais nombre, que no teníais nada
por lo que pelearos y que sin embargo os odiábais
con disfraces hasta el fin y sin remedio.
Como mi rostro siempre ha temblado
en las ausencias o fracasos
no dije adiós a nadie, y creo que ni tú te diste cuenta
de que la soledad era una flor seca
que alguien me había puesto
en el silencio de un ojal.

(C) Santiago Montobbio
(C) Traducción: Klaas Wijnsma

 

Santiago Montobbio

Santiago Montobbio
Foto: Anna Xalabarder

Volvió a escribir

después de 20 años de silencio. Entonces Ernesto Sábato, Miguel Delibes, Juan Carlos Onetti y Camilo José Cela describieron su poesía como honda, misteriosa, envidiable.
Es Santiago Montobbio (Barcelona, 1966) de esa estirpe de poetas que cosechan el misterio en la cotidianeidad, que se transportan con ligereza a ese otro lado donde está la sombra alumbrada y vuelve sembrado de palabras tan sencillas como poderosas, tan sobrenaturales como humanas.
(María García Esperón)