Foto: Anna Xalabarder |
Fuente: Boletín de los Hispanistas de Milán
Il 14 marzo, nella sede dell’UNED di Barcellona, è stato presentato l’ultimo libro del poeta catalano Santiago Montobbio, La poesía es un fondo de agua marina (Barcellona, 1966). Oltre all’autore, erano presenti: Mercè Boixareu, docente dell’UNED, Rafael Lozano, giornalista de La Vanguardia e Glória López, insegnante di letteratura e coordinatrice delle attività del Club de Lectura de Barcelona, che patrocinava l’iniziativa. L’evento è stato un grande successo, il pubblico numerosissimo e competente. La passione dell’autore per la poesia era palpabile: Montobbio, che ha cominciato a scrivere all’università, ha attraversato ben vent’anni di silenzio artistico (“L’ispirazione si era esaurita”) e ha ripreso a pubblicare giusto un anno fa, con un
libro presentato, anche questo, all’UNED. Il lavoro in questione è costituito da 189 poesie scritte tra la primavera e l’autunno del 2009.
Già dalle poche parole che ha pronunciato durante la presentazione, Montobbio è apparso come uno scrittore che vive la poesía e non può
stare lontanto dalla parola scritta, un innamorato del verso e di quel momento importantissimo di ispirazione che gli fa dire: “Escribo empujado por una compulsión”. Nel corso dell’evento, cui ha assistito Chiara Bolognese, si è discusso, tra l’altro, della differenza tra la sua poesia scritta in gioventù e quella più recente: quest’ultima è più allegra, serena, e non ha la disperazione dei poemi più antichi. I temi del passato (amore, solitudine, funzione della scrittura) sono ancora presenti, ma l’autore li affronta in maniera più positiva. La città in cui sono ambientate le poesie è chiaramente Barcellona, una
Barcellona intima, con episodi e protagonisti reali. I commenti dell’autore, degli specialisti e del pubblico hanno tratteggiato, infine, un ritratto breve ma molto stimolante degli scritti raccolti in questo poemario, trasformando l’incontro in una festa della poesia, della vita e della lettura condivisa.
Fotos: Anna Xalabarder
Fuente: Club de Lectura de la UNED
El pasado 14 de marzo tuve la oportunidad de sentir satisfacción y orgullo: satisfacción personal por poder conocer una gran obra poética y un orgullo muy profundo por ser amiga y compañera de Santiago.
Todo comenzó hace unos tres años, cuando Santiago me comunicó en una conversación amistosa que había vuelto a escribir de una manera compulsiva y absoluta. Sorpresa, felicidad y afecto de amiga fueron mis primeros sentimientos que se han conjugado estos últimos años hasta que he tenido la oportunidad de conocer por completo su última producción; la presentación de la misma fue señorial, sincera y dulce, sin caer en el halago empalagoso y artificial.
La intervención de nuestra compañera Gloria López Forcén me emocionó cuando citó el vocablo “verbo” como “arjé”, el principio de todo en la palabra. A ello se unieron lecturas de poemas, algunos realmente sorprendentes, excelsos por su calidad literaria, y una emoción muy fuerte me embargó, emoción afectiva, emoción literaria y emoción poética.
A continuación se produjo la intervención del periodista de La Vanguardia, Rafael Lozano, quien nos habló de su obra y el hecho de que se haya dado en dos etapas productivas entre un largo silencio. Santiago, natural, sencillo, como es él, explicó los misterios de la creación poética a través de símiles con otros autores y más tarde aludió a su “escritura automática”. Fue genial cuando dijo: “ni yo mismo entiendo por completo mis poemas”; sonreí, recordé el comentario a mis alumnos -“no pretendas comprender la poesía por completo, siéntela”.
Concluyó su amigo y periodista con la aserción “se trata de una poesía de madurez”. Seguidora de Santiago y de su producción poética, soy consciente de que La poesía es un fondo de agua marina es una obra meditada y serena. La pasión de El anarquista de las bengalas posee la fuerza de los veinte años, el ansia y la necesidad en la que fluye la juventud; sin embargo, ahora estoy ante una producción que nace en una edad reflexiva, intelectiva y con una calidad que estremece a esta lectora: “En el poema vivo. Hacia ti en el poema me construyo”.
Por fin la profesora Mercè Boixareu citó la palabra clave, “olvido”; pensé en Cernuda, en el enigma mágico de dicha palabra y en lo que significa para los que amamos la literatura:
“La poesía nos puebla, nos inunda, nos penetra.// Pertenecemos a la poesía. La tierra es poesía.// Pero está también la noche, y el miedo,// y las fauces del tiempo y el olvido.” (Poema 45 –fragmento-: “La poesía inunda los pasillos, las aulas”.)
Solamente me queda decir que invito a los amantes de la lectura a disfrutar con una obra poética de calidad, a exclamar ¡qué bien escribe!, a deleitarse con la creación humana a través del verbo.
Mª Pilar Ortiz
Profesora tutora de la Facultad de Filología del Centro de la UNED de Barcelona