Por las cornisas de la locura voy, en holandés. Traducción y voz de Klaas Wijnsma



LANGS DE RANDEN VAN DE WAANZIN GA IK
en uitsluitend ik ben het ravijn:
op de gammele weefgetouwen van de dromen
ligt geen stof of schaduw die we nu met moeite
weg zouden kunnen krabben,
op zoek naar redenen
die het leven makkelijker zouden maken,
redenen, spiegels met namen of slechts
een herinnering en een leemte.
Er zijn geen redenen, geen spiegels of silhouetten van meisjes
of van namen. Niets is hier, hier is
niemand. Spaanders van stemmen hoor ik,
van donkere stemmen die met vele zijn maar
die één worden boven dezelfde afgrond:
de dorre leegte van mijn ogen geeft ze naam.



POR LAS CORNISAS DE LA LOCURA VOY
y nada sino yo es el precipicio:
sobre los desvencijados telares de los sueños
no hay polvo ni sombra que pudiéramos
trabajosamente arañar ahora
para encontrar así razones
que la vida hicieran fácil,
razones, espejos con nombres o tan sólo
alguna memoria y algún bache.
No hay razones, espejos o siluetas de muchachas
o de nombres. No hay nada aquí, aquí
no hay nadie. Las virutas de unas voces oigo,
de unas oscuras voces que son muchas pero
que sobre un mismo abismo forman una:
el desierto de mis ojos les da nombre.




Santiago Montobbio

Santiago Montobbio
Foto: Anna Xalabarder

Volvió a escribir

después de 20 años de silencio. Entonces Ernesto Sábato, Miguel Delibes, Juan Carlos Onetti y Camilo José Cela describieron su poesía como honda, misteriosa, envidiable.
Es Santiago Montobbio (Barcelona, 1966) de esa estirpe de poetas que cosechan el misterio en la cotidianeidad, que se transportan con ligereza a ese otro lado donde está la sombra alumbrada y vuelve sembrado de palabras tan sencillas como poderosas, tan sobrenaturales como humanas.
(María García Esperón)