Foto: Anna Xalabarder |
LUCE LÓPEZ-BARALT
NOTAS SOBRE LA POESÍA DE SANTIAGO MONTOBBIO
Querido Santiago: Antes que nada, perdóname la tardanza en contestar tu generoso envío: mi vida es una sucesión febril de viajes y de libros: gozosos, sí, pero no me dejan tiempo para casi nada. He leído puntualmente tu poesía –eres un auténtico poeta- y he podido ver cómo te vas quintaesenciando en tus últimas obras. Sin abjurar de tu vacío existencial –ese insomnio que es “rastro del infierno”- veo que vas diciendo tus penas vitales con redoblada originalidad: “en clave de insomnio/ te regalo un miedo”. ¡Excelente sorpresa poética que no tarda en sacudir al lector! Al final de “Sobre las hojas secas” hay un regusto a la nada que está muy logrado. En poemas logrados como “Chitón” y “Las ciudades” vuelves a articular de manera novedosa lo dicho, con su audaz mezcla de lenguaje sublime y prosaico.
Doy la bienvenida a tus versos autorreferenciales: ¡”la poesía es un fondo de agua marina”, donde “tirita el nombre”! El Poema IV de esa colección, con la imagen del hombre en busca de alba, me evoca fuertemente al místico Raimundo Lulio. Tus versos se van quintaesenciando en aire, bien que sea triste: allí está Dios, y no se ve, mientras la “muerte es un lugar sin aire”. Entreveo un diálogo silente con Fray Luis y con Jorge Guillén. Cantas al verso interminable con palabras inolvidables: “En el poema/ pervive el misterio. El poema/ nunca acaba ni termina de decirse”. Amén.
Te felicito y te animo a seguir el camino tras tu largo silencio poético: a mi amado amigo Pepe Hierro le pasó exactamente igual, pero tras los 20 años callados vinieron sus mejores versos. Aquí va como adjunto un texto reciente sobre San Juan de la Cruz, que tiene que ver precisamente sobre el silencio.
Dime si recibes estas breves notas, que van con mis mejores deseos de Navidad y con un fuerte abrazo,
Luce
San Juan de Puerto Rico, 28 de diciembre de 2011
Fuente: Babab.com Revista de Cultura