Merece Roma siempre volver,
como merece la vida, otra vez,
Santiago Montobbio.
La vida es un vaso de agua. El verso, con su absoluta sencillez, brota de esa fuente de agua viva que es el más reciente libro del poeta Santiago Montobbio: Vuelta a Roma.
A lo largo de estos libros que ha publicado Santiago en la colección El Bardo, hemos asistido a la cabal transmutación de la realidad en poesía. Sí, Santiago Montobbio: todo momento es poético. Ya no hay espacio para lo prosaico. Todo se ha convertido en poesía. El poema es todo.
Poesía que fluye como el agua y que asoma por las fuentes de la que Roma es pródiga. Leyendo Vuelta a Roma tal pareciera que el agua busca a su poeta y que este moja en ella las manos de la realidad, la poetiza, la bautiza, la sacraliza.
Las iglesias, los conventos, los claustros de Roma se abren paso hasta la conciencia del poeta. Y ahí descubren que no hay remedio, son poema.
sería que un poema fuera también un claustro.
En Vuelta a Roma, el mismo Santiago se asombra ante la fuerza de los poemas, ante su sólida presencia. Tal pareciera que ellos escriben el libro, que los poemas escriben al poeta. Que el libro ya está escrito, que de algún modo misterioso, preexiste:
OTRO LIBRO DE ROMA. HAY OTRO
libro de Roma, pienso que le
diré a Carmelita. Con asombro,
con alarma. Se llevará un
susto. Le diré también que
existe la taberna de Vicolo
del Gallo, cosa que al llegar
no le dije, quizá por
considerarlo extraño. Otro
libro de Roma. Esto también
es extraño. No es el mismo,
es distinto...
Por supuesto que no es el mismo. No es lo mismo que Poesía en Roma, No se puede bajar dos veces a las aguas del mismo río, pero sí en esta vuelta a Roma encontrar de nuevo la taberna de Vicolo del Gallo y asistir a sus conversaciones metafísicas:
Non può dirmi che no. 1 euro
y pico. Quizá es un sorteo. Che
numero sceglie? Tredicie e quindici.
Ya sea que converse con un taxista, que evoque un recuerdo, que sienta viva y honda y entrañable la presencia de su padre en Roma, todo instante importa y conduce a un sitio cierto, a un puerto de unidad y de verdad y de belleza, y de humanidad y trascendencia. Un puerto de vida eterna que, como a Carmelita en el poema, hace que nos broten lágrimas. Lágrimas de certeza, de agradecimiento, de amor:
Lo recuerdo en esta plaza,
padre. Recuerdo tu vida,
recuerdo tu muerte. Te
recuerdo y estás más vivo
que nunca en mi corazón
Vuelta a Roma está escrito en el idioma de la sencillez, ese que brota de la fuente viva de ese misterio, de ese milagro que es la vida cuando la siente, cuando la escucha y cuando la mira Santiago Montobbio.
¿TE ATREVES CON EL MISTERIO? ¿TE ATREVES
con el milagro? Quien es poeta
y siente la vida en poemas
sin falta ha de atreverse.
La vida es un vaso de agua.