Foto: Anna Xalabarder |
El poeta brasileño Jorge Elias Neto ha publicado cuatro poemas de Los soles por las noches esparcidos en su blog .
Reproducimos también aquí los poemas de este libro de próxima publicación en la colección de poesía El Bardo.
SENTIR Y CANTAR CON SENCILLEZ,
ser limpio en el decir: acaso
se me dé este don. Acaso
tras las palabras y los sueños haya alguna vez
un remanso de pureza y agua quieta
y de algún modo encontremos en él a Dios
sobre el alma entera.
COMO MADURA LA NARANJA, EL LIMONERO.
Como el campo se cumple en su destino.
Así ha crecido mi amor, así
ha germinado desde dentro
y ha tenido su tiempo y su espera
y sus días benignos y también sus lluvias.
Las últimas siempre arrecian. Las últimas
lo han echado a perder. Es una lástima.
Vida ya madura y derrochada, el amor malgastado
hace girar el mundo. Sólo entiendo este motivo.
Otra cosa, si cierta, sería horrible e injusta.
La luz de la vida ha de tener algún destino.
Un corazón entregado ha de ser tierra abierta a la semilla.
Así lo siento y así en el poema lo concluyo.
(El poema exige un final limpio).
NO OS MANCHÉIS CON EL OLVIDO: SOIS NIÑOS
por él muy perseguidos. Tenéis las manos
llenas de su tiza, de cuando
en su pizarra triste escribís
un beso, un recuerdo, un para vosotros
preciado encuentro, el adoquín de algún amor,
mañanas claras y con pureza respiradas. Pero
él quiere devorar todo eso y a vosotros con ello
mientras nos obliga a escribir en su pizarra
y os llena los dedos de tiza. Borrad
su mancha con el amor, con la vida.
Sentir y respirar el aire libre. Vivir
lejos de esa fiera. Tomad sólo el pulso
cierto y preciso del adentro
y no os manchéis con el olvido.
Destilar si acaso en el arte las miserias,
pero vuestros deseos no llenéis más con su tiza.
No hay que vivir como un herido.
EN EL DÍA REPETIDO Y ÚLTIMO.
En el sentimiento único
de un pájaro herido. En el aire limpio,
en el agua fresca, en la mañana clara,
en todos estos motivos centrales que repito
y en los que me persigo
quiero sentirme vivo, notar la brisa
de una caricia sin mancha, ser distinto
si es preciso
para inundar la tierra de mañanas.
Quizá sea un modo de que un día
tenga algún destino. Detrás de las sombras
todavía soy un niño.
(Del libro Los soles por las noches esparcidos, de próxima publicación en la colección de poesía El Bardo).
SENTIR Y CANTAR CON SENCILLEZ,
ser limpio en el decir: acaso
se me dé este don. Acaso
tras las palabras y los sueños haya alguna vez
un remanso de pureza y agua quieta
y de algún modo encontremos en él a Dios
sobre el alma entera.
COMO MADURA LA NARANJA, EL LIMONERO.
Como el campo se cumple en su destino.
Así ha crecido mi amor, así
ha germinado desde dentro
y ha tenido su tiempo y su espera
y sus días benignos y también sus lluvias.
Las últimas siempre arrecian. Las últimas
lo han echado a perder. Es una lástima.
Vida ya madura y derrochada, el amor malgastado
hace girar el mundo. Sólo entiendo este motivo.
Otra cosa, si cierta, sería horrible e injusta.
La luz de la vida ha de tener algún destino.
Un corazón entregado ha de ser tierra abierta a la semilla.
Así lo siento y así en el poema lo concluyo.
(El poema exige un final limpio).
NO OS MANCHÉIS CON EL OLVIDO: SOIS NIÑOS
por él muy perseguidos. Tenéis las manos
llenas de su tiza, de cuando
en su pizarra triste escribís
un beso, un recuerdo, un para vosotros
preciado encuentro, el adoquín de algún amor,
mañanas claras y con pureza respiradas. Pero
él quiere devorar todo eso y a vosotros con ello
mientras nos obliga a escribir en su pizarra
y os llena los dedos de tiza. Borrad
su mancha con el amor, con la vida.
Sentir y respirar el aire libre. Vivir
lejos de esa fiera. Tomad sólo el pulso
cierto y preciso del adentro
y no os manchéis con el olvido.
Destilar si acaso en el arte las miserias,
pero vuestros deseos no llenéis más con su tiza.
No hay que vivir como un herido.
EN EL DÍA REPETIDO Y ÚLTIMO.
En el sentimiento único
de un pájaro herido. En el aire limpio,
en el agua fresca, en la mañana clara,
en todos estos motivos centrales que repito
y en los que me persigo
quiero sentirme vivo, notar la brisa
de una caricia sin mancha, ser distinto
si es preciso
para inundar la tierra de mañanas.
Quizá sea un modo de que un día
tenga algún destino. Detrás de las sombras
todavía soy un niño.
(Del libro Los soles por las noches esparcidos, de próxima publicación en la colección de poesía El Bardo).