Carlos Mejía Godoy: Carta-prólogo a Ofilio Picón por su disco La libertad y el mar son una música, con poemas de Santiago Montobbio

Carlos Mejía Godoy en la presentación  del cd La libertad y el mar son una música en el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica (Managua, Nicaragua) el 29 de septiembre de 2016.

Querido amigo Ofilio:

Alguna vez dijo el gran Mikis Teodorakis, cuando asumió la tarea de musicar El Canto General de Pablo Neruda, que había descubierto el milagro de La Canción-Río. Y yo RIO ahora, al encontrarme con este trabajo tuyo: Un copioso torrente de aguaclara. A veces se despeña, como el Tequendama que vio Carlos Martínez Rivas en su Paraíso Recobrado. A veces es ojitodeagua, que no cesa jamás de fluir, preñando de duende lorquiano todo el gris que encuentra a su paso.
Y esa es la mayor virtud de estos poemas de Santiago Montobbio. Su hondo cantábile va brotando, de manera espontánea, a veces apolínea, y las más veces dionisíaca, para que vos “te despachés hermoso”, sin desperdiciar la tesitura de cada verso.
No pretendo con esta mini-glosa -que-se-goza de ser fraterna- profundizar en cada trova. Para ser un poco específico, canté el precioso bolero “De amor”, tarareé el valsesito “Sobre el aire del olvido” y bailé con Xochitl el danzón “Hospital de inocentes”. Eso sí. Para decirlo en cristiano: Hombré Ofilio, diste en el clavo..!! Música adherida a la palabra, como orquídea que nace del alma vegetal del árbol-poema. Esencia nutricia que vibra, con el temblor de la arena mojada: que es, precisamente, la muchacha del sombrero del Maestro Lluís Ribas, empollando en el agua su belleza sin mácula.
Por supuesto, hay que recitar un jubiloso Aleluyah, por el talento cómplice de Raúl y Pancho, que supieron capturar con rigor y destreza, la amplia gama de los diversos y rientes ritmos.
Celebro, pues, este tu nuevo parto, que -además- es un abrazo solidario de Cataluña y Nicaragua. Felicidades, hermano..!!

Carlos Mejía Godoy

Santiago Montobbio

Santiago Montobbio
Foto: Anna Xalabarder

Volvió a escribir

después de 20 años de silencio. Entonces Ernesto Sábato, Miguel Delibes, Juan Carlos Onetti y Camilo José Cela describieron su poesía como honda, misteriosa, envidiable.
Es Santiago Montobbio (Barcelona, 1966) de esa estirpe de poetas que cosechan el misterio en la cotidianeidad, que se transportan con ligereza a ese otro lado donde está la sombra alumbrada y vuelve sembrado de palabras tan sencillas como poderosas, tan sobrenaturales como humanas.
(María García Esperón)