Ex libris, traducción al holandés y voz de Klaas Wijnsma






EX LIBRIS

Proberen inkt uit je ziel te wringen is niet goed.
Papier is en blijft een moordenaar – jouw moordenaar –
en misschien is het maar beter dat het duister en zijn dolken
blootsvoets over oude stemmen gaan. Over oude stemmen,
ver verwijderd van het getal en zijn kerkers, vergeten
in de nevel. Maar wel denk ik dat je hiermee
misschien ooit een bundel maken kunt,
dat je aan dit alles – roodtinten, nevel en kinderen
die afscheid nemen op de hoek – wellicht
wat onleesbare dagboekfragmenten toe kunt voegen,
om ze op een namiddag geduldig aaneen te rijgen
tot ze een onbeholpen boek van kilte vormen.
En misschien dat op de regengrijze kaften
jíj dan mijn oude naam vermelden kunt
en vlak daaronder de bekende data
van mijn geboorte en overlijden. En dan
mijn naam daar in het klein, mijn schamele naam,
geen idee of die al deernis wekt of de lachlust,
zo gegrift op een paar kaften
waarvoor je de vervagende schimmen omhelzen kunt
van een treurige verloren liefde, die ik niet ben,
maar waarvan de oude papieren koppig beweren: vroeger wel.


EX-LIBRIS

No es bueno apretar el alma, por ver si sale tinta.
El papel sigue siendo el asesino -el asesino de ti-
y quizá es mejor que la sombra y que sus dagas
por antiguas voces descalzas vayan. Por antiguas voces,
muy lejos del número y sus cárceles, entre nieblas
olvidadas. Pero también pienso que con todo esto
tal vez puedas hacer algún día un cuadernillo;
que con todo esto -rojos, nieblas y niños
que se dicen adiós por las esquinas- quizá sí puedas
reunir unos ilegibles pedazos de diario
para con paciencia zurcirlos, tarde adentro,
hasta que torpemente formen un libro hecho de frío.
Y quizá sobre sus grises tapas de lluvia
puedas tú poner mi nombre antiguo
y, justo debajo, las sabidas fechas
de mi nacimiento y muerte. Y entonces
mi nombre pequeño allí, mi nombre -pobre-
que no sé ya si da pena o si da risa
así grabado en unas tapas
ante las que puedas abrazar las evaporadas siluetas
de unos tristes fantasmas sentimentales que no soy
pero que los viejos papeles tercamente dicen que sí fui.

(C) Santiago Montobbio
(C) Traducción: Klaas Wijnsma

Santiago Montobbio

Santiago Montobbio
Foto: Anna Xalabarder

Volvió a escribir

después de 20 años de silencio. Entonces Ernesto Sábato, Miguel Delibes, Juan Carlos Onetti y Camilo José Cela describieron su poesía como honda, misteriosa, envidiable.
Es Santiago Montobbio (Barcelona, 1966) de esa estirpe de poetas que cosechan el misterio en la cotidianeidad, que se transportan con ligereza a ese otro lado donde está la sombra alumbrada y vuelve sembrado de palabras tan sencillas como poderosas, tan sobrenaturales como humanas.
(María García Esperón)