Manifiesto inicial del humanista en holandés. Traducción y voz de Klaas Wijnsma



STARTMANIFEST VAN DE HUMANIST

De zaak van de woorden die nergens toe dienen,
of om te leven slechts, is een nietige zaak.
Maar als je iedere dag zekerder weet
dat je kransen niet alleen afwijst
maar er ook steeds meer van gruwt,
als je van je al failliete intellect werkelijk geen prostituee
wilt maken die haar borsten of haar ziel verkoopt
aan ieder stiefkind van het geld, of als je eenvoudigweg
weinig nodig hebt en het alleen belangrijk vindt
het leven en zijn treurnis waardig te dragen
zou het beter zijn om vanaf nu te aanvaarden dat je
onvermijdelijk tot eenzaamheid en mislukking veroordeeld bent,
en dat je als lichtend of blind stofje van de sterren
die nietige, belachelijke zaak omarmt,
dat je dit van ganser harte doet en dat in je lege kamer
de woorden van het vuur in as verkeren, elkaar bestormen
en achtervolgen, en in hun eenzame nacht
verkillen door het zeggen van jouw naam.


MANIFIESTO INICIAL DEL HUMANISTA

La causa de las palabras, que para nada sirven,
o para vivir tan sólo, es una causa pequeña.
Pero si cada día sabes con mayor certeza
que no sólo repudias las coronas
sino que cada vez te dan más asco;
si en verdad no quieres hacer de tu ya arruinada inteligencia
una prostituta mercenaria que venda sus pechos o su alma
a cualquier hijastro del dinero o si, sencillamente,
poco necesitas y tan sólo te importa soportar
con dignidad la vida y sus tristezas
mejor será que asumas desde ahora
la inevitable condena de la soledad y del fracaso
y que como luminoso o ciego abandono de estrellas
a esa pequeña, muy ridícula causa ya te abraces,
que del todo lo hagas y que en tu habitación vacía
las palabras del fuego sean ceniza, que se asalten
y persigan, que tengan frío, en su noche
a solas, por decir tu nombre.






Santiago Montobbio

Santiago Montobbio
Foto: Anna Xalabarder

Volvió a escribir

después de 20 años de silencio. Entonces Ernesto Sábato, Miguel Delibes, Juan Carlos Onetti y Camilo José Cela describieron su poesía como honda, misteriosa, envidiable.
Es Santiago Montobbio (Barcelona, 1966) de esa estirpe de poetas que cosechan el misterio en la cotidianeidad, que se transportan con ligereza a ese otro lado donde está la sombra alumbrada y vuelve sembrado de palabras tan sencillas como poderosas, tan sobrenaturales como humanas.
(María García Esperón)