Pero dadme los nombres, dadme ahora los nombres hirientes y sin días


Pero dadme los nombres, dadme ahora los nombres hirientes y sin días,
sí. dádmelos todos, ahora dádmelos, que quiero morder su ausencia,
el inhabitable espacio de un alma raída de sonidos,
culebra de lunas, vosotros mismos dádmelos, tras haberme tanto tiempo
mordido una adolescencia huida, con cristales marchitos,
dadme ahora los nombres, tenéis que dármelos rojos y de olvido revestidos,
para que yo los muerda, para que haga cosquillas
a la salvaje fiera de su ausencia
y también para que entre amaneceres muertos crujan,
que crujan hasta el final y doloridos, que crujan así,
sobre mi miedo y justo antes
de que las pupilas de su corazón
se hagan huérfanas estrellas
que tomen la forma de abandonados
dioses de mí mismo
sobre su crepúsculo último.


(C) Santiago Montobbio
Absurdos principios verdaderos
March editor
Barcelona, 2011
Voz: María García Esperón
Música: L. Einaudi
MMXI

Santiago Montobbio

Santiago Montobbio
Foto: Anna Xalabarder

Volvió a escribir

después de 20 años de silencio. Entonces Ernesto Sábato, Miguel Delibes, Juan Carlos Onetti y Camilo José Cela describieron su poesía como honda, misteriosa, envidiable.
Es Santiago Montobbio (Barcelona, 1966) de esa estirpe de poetas que cosechan el misterio en la cotidianeidad, que se transportan con ligereza a ese otro lado donde está la sombra alumbrada y vuelve sembrado de palabras tan sencillas como poderosas, tan sobrenaturales como humanas.
(María García Esperón)